Entrevista y perfil

La irrupción de lo fantástico


ENTREVISTA DE RICARDO SOLÍS PARA LA JORNADA JALISCO. 16 DE ABRIL DE 2008.


El escritor Fernando de León, autor de diversos libros de cuentos y ganador (en 2004) del Premio Nacional Agustín Yáñez en ese género, en fecha reciente dio inicio a un taller (en el ex Convento del Carmen, todos los jueves, de 10 a 12 horas), enfocado al cuento fantástico en una primera etapa y, en una segunda, al cuento cruel y el de humor negro. Es a partir de esto que reflexiona con nosotros acerca del cuento y sus posibilidades en diversos sentidos...
–¿Cómo se comienza un curso de esta naturaleza? ¿Qué autores revisar?
–En lo que respecta al cuento fantástico vemos a los clásicos, es decir, a quienes considero así, que son Borges, Cortázar, Bioy Casares, Arreola…
–¿Sólo tradición en lengua española?
–A excepción de Ambrose Bierce, él viene a ser como la intrusión, pero… Lo fantástico da la impresión de no tener una tradición uniforme, nacional, territorial… Así haya una herencia determinada, por un lado es tan libre que ofrece variaciones inclasificables y, por otro lado, su pretensión es tan única que es enfrentar una distorsión, la irrupción de lo fantástico en la realidad que se vuelve un género universal. De repente, las intenciones de Ambrose Bierce no distan mucho de las de Borges o Arreola. No hay un localismo marcado (como si la hay en la tradición del relato policial).
–Sus características canónicas son más identificables…
–En el cuento policial sí, es casi un juego para armar porque se tienen elementos muy claros. Precisamente por eso es tan disfrutable, hay elementos limitados con los que se juega, como en una partida de ajedrez… En cambio, en el cuento fantástico la libertad es absoluta y eso es lo que lo hace rico. He titulado a este pequeño curso-taller ‘El sentimiento de lo fantástico’, apelando a un ensayo de Cortázar donde habla de lo fantástico como una sensación. No tanto un hecho que nos fascina, sino una sensación, una forma de reaccionar ante la realidad…
–¿Una perturbación?
–Una perturbación, sí, pero variable porque, por ejemplo, los personajes de Borges buscan perturbar la realidad, en cambio, los de Cortázar se dejan perturbar por ella. Pero el sentimiento sigue estando ahí, eso creí que los unía.
–¿Y con respecto del cuento cruel?
–Ahí partimos de autores que efectivamente son clásicos porque arrancan o dan forma al género, como Saki, Villiers de L’Isle-Adam… Claro, es un género que se ha transformado y hay autores que lo tratan eventualmente, como Papini, Rubem Fonseca o Francisco Hinojosa. Incluso, terminamos el programa con un autor joven, David Izazaga, en donde se fusionan el humor negro y la crueldad. Aunque es un curso breve (cuatro meses solamente) espero dé una noción de los conceptos básicos de la escritura, esto aunado a la práctica pues, como taller, la idea es que se escriba cuentos y se estén revisando y corrigiendo. Una síntesis de este taller la impartí en el ITESO y el resultado fue muy favorable, ahí me di cuenta que, entre la juventud, es un género que cae muy bien.
–Y el cuento, en general, le pregunto como a un autor que ha encontrado en este género ‘su especialidad’ ¿Qué clase de prestigio guarda para los lectores?
–Yo he notado que la gente que se acerca al cuento lo hace más por el interés de la escritura que por el hábito de la lectura. Si me preguntas como está el cuento entre sus lectores te diría que bastante olvidado, no es un género que se busque, a pesar de las ‘facilidades’ que otorga el género; es aparentemente fácil pero se trata de un artificio de tensión literaria, más equiparable al poema que a la novela…
–¿Más cercano?
–Así. Un cuento se relee, se disfruta, se descifra. Y la novela es como una carrera de largo aliento. Pero te decía, se acercan más al cuento aquellos a quienes les interesa escribir y creen (y estoy de acuerdo) que es una buena iniciación. Además, lo creo por partida doble, porque el cuento fantástico, desde mi punto de vista, de manera natural está en la vida cotidiana. Bastaría con hacer una constante descripción de los sueños, para empezar a tener argumentos fantásticos, como que la distorsión de lo real es algo que hacemos todos los días, con mayor o menor conciencia de ello, está a la mano. De los cursos que he impartido, me parece el más propicio para comenzar a escribir. Aunque en realidad no es una fórmula, se puede comenzar a escribir de mil maneras.
–En términos didácticos ¿le parece también que se presta el género?
–Sí, porque las necesidades del cuento fantástico son sencillas. Como decía, se trata sólo de registrar la irrupción de ‘algo’ fantástico en la realidad. En cambio, cuando hablamos del cuento cruel, hilamos más fino, se pretende la crueldad y ésta es una potencia del odio, un refinamiento del odio. En ese sentido, se debe tener claro la pertinencia del relato, estar concientes de que manipular un personaje y hacerlo caer en el argumento es un gesto cruel, y a la vez humorístico. Lo trágico y lo cómico siempre están impregnados uno del otro… Por esto el orden, primero comenzar por percibir lo fantástico y, después, la sevicia, la crueldad (lo que Spinoza llamaba ‘pasiones imaginarias’)… Ir por partes, buscando una evolución como lectores y escritores.
–Sus alumnos ¿son en su mayoría jóvenes?
–Por lo general, a lo fantástico se acerca gente de mayor edad; a lo cruel, se acercan más los jóvenes. En el ámbito estudiantil, se acercan de todo tipo de carreras, lo que demuestra que tiene un carácter amplio de convocatoria.
–¿Es pensando en esa diversidad que se plantea el programa de lecturas?
–Las lecturas están planeadas para estimular la creación y para influenciar, en buena medida, las primeras intenciones de cualquier participante en la escritura…
–¿Bajo el presupuesto de que quien se acerca tiene una experiencia previa de lector?
–No necesariamente. Sin duda eso ayuda muchísimo pero no es una exigencia del taller. Considero incluso que las lecturas que propongo (tienen distintos grados de dificultad) permiten que los participantes vayan desarrollando cierta sensibilidad como lectores, no importa si comenzamos con Borges, que es complicado, para cuando llegamos a Bioy (aparentemente sencillo, pero no lo es), ya el lector tiene herramientas para disfrutar más el texto y, obviamente, para tener mejores propuestas de escritura. Lo único que pido en este taller es que lean, no se obliga a escribir… No deja de ser un taller, claro…
–Entonces, la dinámica de taller, para quien busque acercarse a la escritura ¿es recomendable?–Sí. En primer lugar porque leer y escribir en conjunto ofrece una visión mucho más amplia que lo que sucede en privado, es decir, escuchar las opiniones de otros lectores sobre un mismo texto y someter los propios al escrutinio de otros (sin hacer distingos), es una parte fundamental del proceso de la escritura porque, quien lo hace en soledad, igual puede hacerlo maravillosamente bien, pero no lo sabe… La confirmación, el ensayo y error están en el otro, en el lector.





Perfil publicado en La Gaceta Universitaria

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