INICIAL


Era un boleto de metro común y corriente. Hace algunos meses lo encontré tirado y lo guardé en mi cartera, entre el preservativo ajado y el billete de dos dólares que nunca me ha traído suerte. La idea de saltar a las vías del metro vino después. Eran tiempos muy negros. El día que resolví hacerlo marqué el boleto con una pluma. Escribí en él la inicial de mi nombre ¿Para qué? No lo sé. Eran días confusos. Me dirigí a la estación y afuera un señor me pidió dinero para comprar un boleto y lo sentí más miserable de lo que era yo. Le regalé mi boleto y dejé de pensar en matarme. Sentí que lo había ayudado y él a mí. Por la noche, en las noticias, supe que ese hombre se había arrojado a las vías del tren. Su nombre comenzaba con la misma inicial que el mío. Ahora, y antes de que muera alguien más, debo encontrar ese boleto.

Texto publicado en Metrópolis 27

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